El cristal se complace
en la tarde oscura,
entre el silencio yace,
del pensamiento, su blancura.
El agua surge
del azul. De los cielos del amor
que en primavera rugen
de alegria. El viento silba
de la colina al río. !Llueve!
La gente
sonríe.
Mientras nace el sol,
en el cielo del amor,
se confunden los colores. !No llueve!
La gente
sonríe.
Y yo...
yo he impregnado
con mi calido vaho,
el cristal,
de mi tarde primaveral.
Guadix, 6 de marzo de 1976, mi diecinueve cumpleaños.
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