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martes, 8 de enero de 2013

PALABRAS






1973.- 16 años.
Palabras
Me gusta la poesía
sin rima ni métrica,
solo palabras.
Quiero decirte algo,
palabras,
palabras que digan
te quieros.
Palabras
solo palabras.
Palabras.
Mis poemas son libres
que riman, que no riman,
sin capricho
han salido del alma.
sin querer
para vivir.
Aunque solo sea en sueños,
unas horas, un día, un año.
Palabras escritas solas,
en la montaña, en un poste
sin más explicación natural.
No quiero que rimen,
poeta de dudas en debate.
Palabras
solo palabras.
Palabras.
*** 
Aquella niña venía conmigo en el transporte escolar, pero no solíamos hablar. El año anterior había estado en mi misma clase y tampoco habíamos hablado mucho, por eso me extrañó que se acercara a mí y me hablara:
¾     ¿Tú escribes poesías?
¾     ¿Quién te ha dicho eso?
¾     Nadie, es que lo estaban hablando y como a mí me resulta muy difícil hacer poesías quería preguntarte cómo lo haces.
¾     Ja, ja, ja, no sé cómo lo hago, con palabras, a veces pienso en lo que quiero contar y las palabras vienen a mí, otras veces tengo que buscarlas hasta que encuentro las apropiadas. Cada vez es diferente.
¾     ¿Y cómo haces las rimas?
¾     Ya te lo he dicho unas veces las riman salen solas y otras tengo que buscarlas. Cuando me apetece escribir es cuando las palabras vienen solas, entonces las poesías suelen ser más bonitas.
¾     Me dejas que lea algunas.
¾     Vale, pero no me gusta que anden por ahí.
Nos encontrábamos en el Caño de San Antón, donde habíamos almorzado un numeroso y heterogéneo grupo, todos veníamos en el transporte escolar y al mediodía nos íbamos allí a comer. Luego nos tumbábamos en la hierba hasta que llegaba la hora de volver al Instituto.  Saqué del macuto mi libreta de poesías y se la dejé. Se apartó y se sentó apoyándose en el tronco de un árbol. Cuando volvíamos a clase me dijo:
¾     Déjame la libreta esta noche, quiero terminar de leerlas.
¾     Vale, pero no se la dejes a nadie.
Al día siguiente, en cuanto me subí al transporte escolar,  me la devolvió con una amplia sonrisa, que me dedicaba por primera vez.
¾     Me han gustado mucho.
Por la noche el poema que escribí se lo dediqué a aquella chica. Al día siguiente, en cuanto la vi, se la entregué, «para ti», la leyó y me sonrió de nuevo.

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